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domingo, 10 de mayo de 2020

Poema sin título. Sergéi Eseinin


Ahora nos vamos poco a poco 
A un mundo de ventura y sosiego. 
Tal vez deba preparar mi equipaje 
Para tener un aire pasajero. 

¡Amados bosques de abedules! 
¡Oh tierras y planicies de arena! 
Ante tanta maravilla que huye 
No puedo ocultar mi tristeza.  

Demasiado amé yo en este mundo 
Con un amor que vuelve carne al alma. 
Paz al álamo que  abre sus ramas 
Y se extasía en el agua rosada.  

Cuántas cosas reflexioné en silencio, 
Cuántas canciones compuse sobre mí. 
Y sobre esta tierra lúgubre 
Soy feliz porque respiré y viví.  

Soy feliz, porque besé a las mujeres, 
Me acosté en la hierba, acaricié las flores, 
Y a los animales, hermanos menores, 
Nunca en la cabeza les pegué. 

Sé que allá no florecerán estos bosques, 
Ni oiré cantar al centeno. 
Ante tanta maravilla que huye 
Me asalta un temblor duradero.  

En ese mundo no hallaré estos trigales 
Que maduran entre la niebla. 
Por eso quiero tanto a la gente 
Que vive conmigo en la Tierra.


Sergéi  Eseinin, 1924

Leído en la Antología: 
El instante maravilloso. Poesía rusa del siglo XX. (pág. 298)